Para tratar de
prevenir y hacer frente a esta dolencia, hay una serie de técnicas que pueden
ser de utilidad, aunque los expertos recomiendan consultar a un especialista
para obtener un diagnóstico y un plan de acción.
- No alterar el ritmo de sueño: dormir poco y mal desestabiliza el estado físico y mental. “Es fundamental no modificar las horas de acostarse y levantarse, seguir el horario habitual de sueño de entre siete y ocho horas al día y no echarse siestas de más de media hora”, recomienda Lucía Olivera. Quedarse parte de la noche tratando de asimilar todos los contenidos que han quedado pendientes no es una buena opción, señala el profesor Joaquín Álvarez. “El cansancio aumenta las posibilidades de sufrir ansiedad y bloqueo mental”.
- Planificar el ocio: muchas horas de estudio no equivalen a mejores resultados. “Si no aprendemos a descansar y a relajarnos, somos presa fácil de la ansiedad”, asegura Lucía Olivera. Para sentirse bien y rendir al máximo es necesario intercalar el trabajo con actividades de ocio que permitan desconectar y descargar tensiones. “Respetar nuestras necesidades y equilibrio es clave, planificar nuestro tiempo de ocio nos ayudará a aprovechar mejor las horas de estudio sabiendo de antemano que tenemos una recompensa”, añade la directora del gabinete de orientación educativa de la Universidad Francisco de Vitoria.
- Controlar los pensamientos: “No son los acontecimientos los que generan ansiedad, sino la interpretación que se hace de ellos”, apunta Lucía Olivera. Pensamientos negativos como “nunca aprobaré esta asignatura”, “esta carrera es demasiado difícil para mí”, “no valgo para la ingeniería” o “soy un desastre”, entre otros, son los que generan lecturas erróneas de la realidad, que empeoren los síntomas físicos y hacen que el estudiante se paralice. “Es muy importante aprender a identificar esos pensamientos (que todos tenemos en mayor o menor medida) y a desmontarlos con una respuesta positiva”, remarca la experta.“El estudiante debe decirse a sí mismo ‘yo ya he pasado por situaciones parecidas antes y he salido victorioso. Me he preparado lo suficiente y lo voy a hacer bien”, indica el profesor de la Universidad de Salamanca Joaquín Álvarez.
- Practicar ejercicios de relajación: abordar la ansiedad con técnicas de relajación es aconsejable tanto durante el tiempo de estudio como en el momento previo a la realización del examen. “El estudiante debe ser consciente de lo que le pasa. Concentrar la atención en la respiración y hacerla progresivamente más profunda y lenta ayuda a desconectar, calmarse e iniciar el estudio en condiciones óptimas”, recalca Álvarez.Al comenzar una prueba, el nerviosismo puede provocar que el estudiante sienta que se ha quedado en blanco, que no le surgen las ideas, pero es una sensación momentánea. “A medida que analice el examen, irá organizando todos los conocimientos acumulados y estructurando las respuestas. Para ello hace falta pararse y respirar profundamente. Hacer un esquema del contenido que se va a desarrollar también ayuda”, concluye Álvarez.